“Lo vi llorar desde el momento en que tomó asiento. Me acerqué a preguntarle qué le pasaba, y me dijo… Quería abrazarme, y lógicamente uno trata de tomar la distancia por precaución… y me dijo: ‘Acá hace 45 años me torturaron para quitarme la vida, y hoy me vas a dar la vacuna para prolongar mi vida’”.
Lo contó el martes una enfermera que forma parte del operativo de vacunación en la Mansión Seré, ex centro clandestino de detención en Morón, provincia de Buenos Aires. Desde 2000 funciona allí la Dirección de Derechos Humanos del municipio y la Casa de La Memoria y La Vida; luego se sumaron, en el mismo predio, un polideportivo, una biblioteca y la Dirección de Deportes y Recreación. Y, en pandemia, el vacunatorio. Fui, soy, seré.