Otra de sucesiones, familias y reivindicaciones. Un aplauso para le guionista. ¿Cómo logró hacer converger en una sola trama tantas cuestiones personales y políticas, de justicia social y de género, ambientales y de clase? Realidad mata ficción.
“He decidido ceder el 40 por ciento de mi herencia para construir un proyecto agroecológico sobre las tierras que me corresponden, un cuarto de la sucesión de los Etchevehere. Esa porción es para reparar el daño que se hizo”, dijo a través de un video Dolores Etchevehere. Allí acusa a su madre y a sus tres hermanos varones -entre ellos Luis Miguel, ex ministro de Agroindustria de Macri- de despojarla de sus derechos hereditarios. Asegura también que cometieron “administración fraudulenta, evasión fiscal, lavado de dinero, explotación laboral”, “atentados contra el ambiente” y “actos aberrantes contra la integridad física de las mujeres”.
El video se publicó el 15, cuando Dolores entró a la estancia Casa Nueva -en Santa Elena, Entre Ríos- junto a unas cuarenta personas del Proyecto Artigas, liderado por Juan Grabois, quien además es su abogado. Su familia la denunció por usurpación y movilizó a terratenientes; camionetas rodearon el campo de noche y un grupo de hombres le pidió “de buena manera” a Dolores “que se retire”. Ella dijo “estoy en mi casa, hablo con el expediente”.
Cada tanto vuelve el grito “viva la propiedad privada”. Me abismo de solo tratar de pensarlo. Pero aquí no hay discusión sobre la propiedad: solo se discute quién se adueña. El domingo, el Proyecto Artigas dijo: “La propiedad privada es un derecho fundamental consagrado en nuestra constitución, no un privilegio de una elite corrupta. La propiedad privada de Dolores Etchevehere y los integrantes del Proyecto Artigas debe ser respetada.”
Ayer el juez Raúl Flores rechazó la denuncia y aseguró que “por todos los bienes existentes los hermanos son condóminos y dueños por igual, hasta que culmine el sucesorio”. Dolores Etchevehere dijo: “Es necesaria una reforma agraria urgente en nuestro país. No puede ser que en un mismo pueblo, un niño muy chiquito coma y otro niño muy chiquito no lo haga.” También dijo: “Soy la dueña y a mi casa entra quien yo quiero.”