Hace siete newsletters descubrí el cli-fi, o climate fiction. Esta semana me enteré de que existe (hace rato) el new weird. Fue gracias al Filba, el hermoso Festival de Literatura de Buenos Aires, este año online, y como siempre, gratuito. New weird, el nuevo raro; me cae mejor que la nueva normalidad unprecedented. Raros relatos nuevos.
Es una renovación del weird, género que desde fines del siglo XIX reinterpreta las historias de fantasmas, vampiros y otras criaturas del horror; el de Lovecraft. Dentro de la ficción especulativa, propone mundos que mezclan la cultura urbana con la mitología antigua. Monstruos en ciudades y deconstrucción de la realidad.
El new weird me llegó con el mismo creador del término, M. John Harrison, quien según la Wiki lo usó por primera vez en 2002, en el prólogo a la novela The Tain, de China Miéville. Harrison conversó el miércoles con Mariana Enríquez, “en” Filba. Hablaron de fantasmas, de desaparecer de la propia vida, de la conspiranoia tomando el mundo en forma de fake news. “La ficción va a terminar porque la gente va a estar abrumada por la ficción”, dijo Harrison. Llegaron al Brexit: “Todo estaba pasando en segundo plano y de repente era un hecho”. Nueva extrañeza.
¿Qué hace un escritor que profetizaba desastres cuando el desastre llega? Mencionaron un texto que Harrison leyó en un encuentro de XR Writers, escritores asociados a la organización de activismo climático Extinction Rebellion:
“La profecía terminó. La persuasión terminó. La acción es lo último que queda. La rebelión es lo último que queda. Mantenete firme frente a todo esto. Hacé lo que puedas. Escribilo. Grabalo. Trará de pasar mensajes útiles entre gente práctica y decidida”.
“Es el fracaso de la epistemología, está rota, ya no entendemos qué pasa en el mundo”, cerró Harrison. “Eso pasa en las historias de terror: sabés que algo está mal, pero no sabés qué es”.