8. Sumisión

Otra de Filba. Esta es de la escritora estadounidense Siri Hustvedt, que charló con Eugenia Zicavo  el jueves. También habló del rol político de los escritores, y de su activismo en Writers Against Trump. Pero antes, Eugenia le preguntó por la situación de las mujeres en el arte. “Creo que continúa lo que llamo el efecto de realce de los hombres y disminución de las mujeres”, respondió Hustvedt. “Desde los griegos, el intelecto y la espiritualidad se asocian a los hombres, y el cuerpo y la naturaleza, a las mujeres. En todo el mundo, los hombres consumen menos ficción que las mujeres, y son muy reacios -especialmente los heterosexuales- a leer o consumir arte producido por mujeres. Y creo que es porque el arte es una interacción que se siente de manera profunda, y cuando leés una novela escrita por una mujer, tenés que rendirte ante la voz del libro. Y esa es una forma de sumisión ante la autoridad del libro, que puede sentirse profundamente incómoda para muchos hombres. No puedo decirte cuántas veces un hombre me dijo ‘Yo no leo ficción, pero mi mujer sí, ¿firmarías el libro para ella’? La idea de que una mujer le firme un libro a un hombre también puede sentirse un poco incómoda, como si una jerarquía se diera vuelta. Y es bastante tonto, porque los libros son incorpóreos, no tienen tetas, ni genitales, ni pene. Pero una mujer artista puede causar incomodidad, y deseo de no someterse a su arte. Y tenés que rendirte a la voz del libro. Es, en realidad, una forma de posesión. La literatura nos da la oportunidad de entrar en mentes y psicologías en las que no entraríamos de otra manera. Hay un cierto peligro en eso. Pero tenés que entregarte, porque si no, no va a pasar nada. La diversión y el placer y el valor intelectual están solo en entregarse. Y debido a que entregarse, o esa forma de sumisión, es considerada una acción femenina, esto puede restrigir la riqueza intelectual”.