“Si sos un hámster preocupado por el bienestar de otros, usar barbijo hace que seas contagioso solamente la cuarta parte de lo que lo serías sin barbijo. Si sos uno preocupado por tu propio bienestar, igual te baja a la mitad la exposición. No importa el tipo de hámster que seas, usá barbijo y, en palabras de Fundación Huésped: NARINTÓN. Desde la nariz hasta el mentón”, dice este artículo de El Gato y la Caja. Dejando de lado a los hamsters, la palabra anda. Viene de este videíto pegadizo: “NA RIN TÓN, de la nariz al mentón”. Hasta hay un challenge en TikTok.
Y está bien, porque el término “tapabocas” no estaba colaborando mucho con un uso del elemento que prevenga los contagios. “Cubrebocas” tiene el mismo problema, “barbijo” es más abstracto y remite a la medicina, y “máscara” o “mascarilla” nos mandan directamente al carnaval de Venecia, como le pasó a esta a esta pasajera en trance que lucía su antifaz en mayo. El mejor hasta ahora, creo, era el que usan en Cuba: “nasobuco” (nasobucodonosor, dice mi amigo Martín). Pero “narintón” tiene potencial. Ojalá sea productiva para el segundo semestre. Dice Fernando Bercovich en su newsletter Trama Urbana que le encontró una ventaja a usar el coso: lo protege de la alergia de los plátanos. Mis dos centavos: este verano vamos a ahorrar en protector solar.