La pregunta es quién va a desalojar a Trump, porque no parece tener intenciones de irse. El miércoles, en una conferencia de prensa, un periodista le preguntó si se comprometía a asegurar una transición pacífica en caso de perder las elecciones. “Vamos a tener que ver qué pasa”, contestó Trump. “Saben que me estuve quejando de las boletas. Las boletas son un desastre. Queremos deshacernos de las boletas y tendremos una pacífica… no habrá una transición, francamente, habrá una continuación”. Ok.
Trump lleva meses argumentando que los demócratas harán fraude manipulando las boletas que se usan para votar por correo. Las boletas. Papelitos. Físicos.
Si no acepta el resultado y empioja la elección con denuncias puede llevar la decisión del próximo gobierno a la Corte Suprema. Y ahí podría complicarse, porque con la muerte de Ruth Bader Ginsburg el viernes pasado, quedó una vacante que Trump quiere llenar cuanto antes; es probable que el Senado apruebe a su candidata, y eso daría una mayoría republicana de seis contra tres en la Corte.
“Veremos” (we’ll see what happens) es algo así como la frase favorita de Trump. La prensa la registra por lo menos desde 2017. El año pasado, la CNN recopiló diez “veremos” en temas clave: misiles norcoreanos, tarifas chinas, Biden, Mueller, seguridad nacional, FBI. Ya vamos a ver qué pasa.
Hay que decir, pandemia mediante, que algo de razón tiene: cualquier afirmación taxativa sobre el futuro se quema en el aire cual cañita voladora. The future’s not ours to see. Qué será, será.