De solo leerla se me dispara el reflejo de apretar los dientes y los ojos. Histerectomía: extirpación de útero. A los 15 años leí una novela de la que solo recuerdo esta frase: “me vaciaron”.
El lunes, Law and Crime publicó una denuncia de una whistleblower -”sopladora de secretos”- que asegura que en uno de los campos de detención de migrantes de Estados Unidos se practica “una cantidad exorbitante” de histerectomías sin pleno consentimiento de las pacientes, hispanoparlantes. Dawn Wooten no es hacker, como Snowden: es una whistleblower enfermera. Trabajaba en Irwin County Detention Center (ICDC), un centro de detención manejado por la empresa LaSalle Corrections (“a private prison company”). Con sus revelaciones, cuatro ONG elevaron una denuncia formal, agregando que algunas de las mujeres que habían sufrido histerectomías decían no saber bien por qué las habían operado. Una de ellas dijo a la ONG Project South “Pensé que era como un campo de concentración experimental, como si experimentaran con nuestros cuerpos”. Wooten aseguró que “cada persona que veía al ginecólogo tenía una histerectomía”, y lo llamó “coleccionista de úteros”. Explicó también que las enfermeras a cargo de obtener el consentimiento de las pacientes no hablaban español.