No solo las personas cambian sus nombres asignados al nacer: las cepas de virus también.
¿Cuántas olas vamos ya? Con esto del desacople de estaciones, nuestro verano su invierno y viceversa, perdí la cuenta. Ahora desde Reino Unido están advirtiendo sobre una tercera ola (¿Pero no había pasado la tercera ola ya? ¿Hace rato? Si hasta ya habíamos hecho el chiste de Serú. ¿Cómo se llama a una ola que se congela en lo alto y nunca rompe? (Hokusai, ok)).
Esta tercera ola tiene un nombre de agente secreto: variante Delta. Pensé que era una cepa nueva de COVID-19, pero no es más (ni menos) que la B.1.617 triple mutante (N37P04), registrada inicialmente en la India. “Hoy, la OMS anuncia nuevas etiquetas fáciles de pronunciar para variantes de preocupación (VOC) y variantes de interés (VOI) del SARSCoV2”, tuiteó el lunes Maria Van Kerkhove, líder técnica de la OMS para el COVID-19. “Son simples, fáciles de decir y recordar y se basan en el alfabeto griego. No reemplazan los nombres científicos existentes, que seguirán utilizándose en la investigación. Ayudarán con la discusión pública ya que el sistema de numeración puede ser difícil de seguir. Ningún país debe ser estigmatizado por detectar y notificar variantes.” Las cuatro “variantes de preocupación” se renombraron como Alfa (B.1.1.7, registrada en Reino Unido), Beta (B.1.351, identificada en Sudáfrica), Gamma (P.1, detectada en Manaos, Brasil) y Delta (B.1617.2, identificada en la India).
Y la que está robando cámara es la Delta, que fue subida a rojo en el termómetro epidemiológico del Reino Unido. Ayer el grupo científico Independent SAGE declaró que se está expandiendo rápidamente en el país (3 de cada 4 casos), que es más contagiosa (50 a 70%), que causa más muertes y hospitalizaciones (casi el triple, aun entre la población que ya fue vacunada con una dosis), y que no creen prudente abrir todo el 21 de junio como estaba previsto.
La variante Delta se encontró en Argentina el 10 de mayo y en Brasil el 20.