El martes, en medio de una audiencia judicial, el acusado se clavó una lapicera en la garganta. Como estaba en una jaula, los policías tardaron unos minutos en encontrar las llaves, sacarlo y llevarlo al hospital (tres segundos de video para no dormir). El personal médico le salvó la vida; eso no quiere decir que esté fuera de peligro.
Se llama Stepan Latypov, o Sciapan Latypau, en bielorruso. Tiene 41 años y está preso desde el 15 de septiembre en una cárcel de Minsk. Lo acusan de haber coordinado una protesta contra Lukashenko, el presidente de Bielorrusia, a través de Telegram; de resistirse al arresto y, atención, de haber creado un taller de producción de símbolos de la oposición (UN TALLER DE PRODUCCIÓN DE SÍMBOLOS). Inmediatamente antes de clavarse la lapicera en el cuello, había dicho que la policía lo había amenazado con abrirle causas judiciales a sus parientes y vecinos si no firmaba la confesión que le acercaban.
En Minsk está preso también Roman Protasevich, el periodista editor del canal de Telegram Nexta (N39P07). Protasevich fue secuestrado (con todo su avión de RyanAir) cuando volvía a Vilnius desde Atenas, donde había escuchado una charla de Svetlana Tijanóvskaya (N12P05), otra opositora en exilio.
En 2010 estuve en Vilnius de couchsurfer y paré en la casa de un grupo de estudiantes bielorruses. Me dijeron: En Bielorrusia todavía existe la KGB. Lukashenko llevaba 16 años en el poder.