¿Escuchaste alguna vez esta palabra? Yo no. Es un hallazgo de Sonia Jalfin, en su Nota Mental del domingo pasado, en La Nación. “Pfizer contrató una agencia de publicidad dedicada a crear marcas, Brand Institute, que se declara autora del 75% de los nombres farmacéuticos registrados en 2020 en el mundo. Bautizaron a la vacuna como “Comirnaty”, una cruza de los términos covid-19, mRNA (la tecnología que usa la vacuna) y las palabras “comunidad” e “inmunidad” en inglés. Es tan compleja la marca que la difundieron junto al audio de la pronunciación, como hace el traductor de Google, pero aún así no lograron que alguien la use. Las vacunas, como el traductor, le hablan a una audiencia global.”
Desde que empezamos a hablar de vacunas, hará un año, pienso en qué golazo de branding ha sido esto para Pfizer, un laboratorio que hasta ahora, aunque produzca cualquier cantidad de cosas, solía reconocerse como “el del Viagra”.
Sonia Jalfin cita a Eugenia Mitchelstein: “La vacuna del sarampión la tratamos como un commodity, aunque haya variantes”. Y concluye: “En el caso del Covid, nos comportamos como ciudadanos de la era digital: identificamos marcas, las convertimos en hashtag, las agregamos a una foto en el centro de vacunación y la posteamos en caliente.”