8. Salmoneras

Me interesa ver en qué momento una conversación sube el volumen. Esta palabra no es nueva, pero hasta el miércoles era de nicho: la manejaban les especialistas en piscicultura, les ambientalistas, la gente de Chile. Y entonces Tierra del Fuego aprobó una ley que prohíbe las salmoneras en el canal de Beagle y le abrió la jaula a la palabrita: el jueves escuchamos argumentos a favor y en contra de la producción industrial de salmón en mares y lagos. A favor, básicamente, que podría generar muchas divisas, y que eso es necesario en un contexto de déficit y pobreza. Y en contra, que es una tecnología obsoleta con pasivos ambientales altísimos, que el escape de salmones de las jaulas podría introducir una especie exótica y desbalancear el equilibrio ecológico en el canal de Beagle, que es una industria con muchos desechos plásticos y químicos; que se abusaría de antiparasitarios y antibióticos contaminantes; que tendría mala interacción con otras especies, incluidas la merluza negra y la centolla, que se exportan; que se puede hacer salmonicultura con procesos más sustentables… Aquí lo explica Gustavo Lovrich, investigador del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), asociado a CONICET. 
Más allá de la ley, me pareció que la conversación pública viraba esta vez, se hacía un poco menos chicanera, más tridimensional. ¿Será esta la primera de muchas palabras con las que discutiremos las formas de producción deseables?