“La mayoría de los convencionales vienen de las regiones, vienen de los marginados, somos los marginados, los que hemos estado en el lugar del ‘no ser’, como diría Fanon. Somos de ahí, somos las mujeres, somos las regiones, la diversidad sexual o los profesionales marginales”, dice Elisa Loncón, presidenta de la Convención Constituyente chilena, en una entrevista con The Clinic. “Te cuento, lamgen, que el otro día estaba leyendo a Gabriela Mistral y ella hablaba de las marcas que dejan cicatrices. Decía que en los árboles uno puede hacer un corte y después el árbol va a juntar su corteza, pero va a quedar la cicatriz. Y hablaba de que los colonos marcaron a sus esclavos y los esclavos se fueron con esa cicatriz, toda la vida. Son cicatrices que se llevan y que los pobres, los niños pobres, también se les cicatriza cuando le dicen que es flojo, cuando le dicen que no va a ser capaz. Esa es la cicatriz que le ponen y con esa marca no pueden ser o llegar a ser distintos en el fondo.
Siento que cuando se intenta instalar que no trabajamos, que nos basamos en un conflicto, están tratando de ponernos esas marcas, que son peligrosas. Pero lo importante es saber de dónde vienen y por qué están. Entonces nosotros tenemos una tarea enorme, los convencionales, de instalar el discurso positivo, el discurso de la valoración, de la creatividad, de la condición que nosotros tenemos, porque efectivamente nos podemos enojar, nos podemos confrontar, pero estamos escribiendo algo, estamos en un proceso creativo. Como todo proceso creativo tiene incertidumbre y eso se puede manifestar, y tal vez estos exabruptos que se dan pueden ser de dos minutos, tres minutos, y el resto vamos votando, tomando decisiones. Hemos votado hasta 40 o más indicaciones y vamos avanzando y todavía con precariedades. Creo que hay que leer el proceso que llevamos adelante como Convención Constitucional también desde diferentes relatos; y un relato dañino, hegemónico, es el relato colonial con el cual se nos pretende analizar.”