“El mundial y los goles de Maradona frente a los ingleses ligaron muy rápidamente la relación entre catástrofe social y crisis. Acontecieron al modo de la tragedia griega, trabajaron para representar un alivio simbólico a una comunidad golpeada. Diego fue una especie de “segundo en el combate” para restablecer los traumatismos en el lazo social (…). Entre la tiranía de lo social y la del individuo no siempre la salida puede hallarse en la dicotomía. Rota la relación colectiva en una situación extrema, el desmoronamiento de todas las referencias hace surgir vinculaciones por fuera de la norma. (…) El acto del Diez (…) acortó la distancia entre el detalle ínfimo y el hecho masivo. Fue la explosión, la metáfora, un pasaje en donde las palabras pierden garantía por un acto decidor, donde también se construyen nuevas referencias. Constituyó una marca de pasaje del pasado al presente que la tragedia había dejado detenida en el tiempo. (…). El pasaje en acto de Diego Maradona es eso, un pasaje: le da una vuelta de tuerca, metaforiza a través del juego, a través de su nombre, un deshago, una revancha, un ajuste. Nos deja menos solos y nos permite sublimar como en una película de Quentin Tarantino. Es su modo de hacernos participar de la historia, un modo que nos volvió menos fantasmas, porque con su gesto apareció también un colectivo patriótico al fin glorioso.
El fin de la guerra es el fin de la dictadura y en esto también está contenido el gesto de Diego Maradona curándonos una herida. Hay acontecimientos que necesitan del encuentro de la audacia individual y una situación crucial. Su manera de combinarlas fue la de ejercerse en un truco único, en donde apareció él y aparecimos todos.”
Carina González Monier, “El hombre – el momento – la máquina”, en Todo Diego es político.
(Un deshago, un sacarse esta bota del pecho. Un antídoto, una fórmula que rompa el maleficio. Un deshago: un desahogo, aunque sea breve. En primera persona; individual y colectivo, basta para mí basta para todes. Un beso en plena calle, war is over, guarisove. Una primavera de necesidad y urgencia, diez minutos de recreo antes de que se nos prenda fuego el pelo. Vamos que ya llega).