Y hablando de americanismos, me gustó este hallazgo de Mauricio Corbalán: “me acabo de enterar que Amerizuela en USA se utiliza para los mismos propósitos que Argenzuela acá”. Hablaba de este tuit: “Esos salarios eran antes de que nos convirtiéramos en Amerizuela y empezáramos a imprimir dólares como hijos de puta”.
Como siempre, descubro que aquellas palabras que me resultan nuevas no lo son en absoluto: simplemente no las había visto. Esta circula incluso desde antes de que Joe Biden asumiera la presidencia de Estados Unidos, aunque desde su llegada todos los planes de asistencia social y gasto público provocan este epíteto en Twitter. Ni que hablar de la famosa frase “Páguenles más” que deslizó hace un tiempo. Pero la palabrita viene de mucho antes: del gobierno de Obama, allá lejos. En el primer tuit que encontré, del 6 de mayo de 2011, se dice: “Michelle, alejate de mis Big Macs! ¡Esta Casa Blanca nos está convirtiendo en Amerizuela! ¿Qué viene después, racionamiento de comida y duchas de tres minutos?”. En agosto de 2012, otro tuit hablaba de “Caracas Obama”, y decía que tenía “a Amerizuela en el cerebro”. Las menciones continúan en 2013 y 2014, y estallan en 2016, durante la campaña entre Donald Trump y Hillary Clinton.
Se me ocurrió buscar si hay también Mexizuela, Chilezuela, Peruzuela… sí, todas.
Me causa gracia que -zuela se convierta en una suerte de sufijo que viene a significar un mix de socialismo, pobreza y falta de libertades individuales, porque -zuela ya es, en sí mismo, un sufijo. Es diminutivo y un poco despectivo, como se ve en “mujerzuela”. Según se cuenta, en el año 1499 Alonso de Ojeda y Américo Vespucio quedaron impresionados por “las casas de los indios que estaban construidas sobre estacas, en medio del agua, recordando la ciudad de Venecia”, y por eso “denominaron el lugar Venezziola, luego Venezuela, o Pequeña Venecia”. Sufijos en movimiento: nadie tiene el sentido comprado.