El 27 de agosto, China anunció medidas para regular los fanquan, clubes de fans digitales, a los que se llamó “caóticos”, para “proteger el bienestar de la juventud china”. Se prohibieron los rankings de celebridades, y se eliminaron 5.300 cuentas y grupos de redes sociales, en medio de creciente preocupación por un culto a las celebridades fuera de control. “Participar en la cultura del fandom chino ya no era simplemente un pasatiempo, sino una forma de ‘trabajo de datos’”, se afirma en Sixth Tone. (…) “Yin Yiyi, profesor asociado de medios y estudios culturales en la Universidad Normal de Beijing (…) lo llama la ‘dataización’ del fandom: los fanáticos ya no usan objetos físicos como álbumes y carteles para identificarse y relacionarse entre sí; en cambio, se sumergen en comunidades y actividades virtuales, desde comprar un álbum en línea hasta presionar ‘me gusta’ en la última publicación de su ídolo. Esto hace que el perfil público de una celebridad sea altamente vulnerable a la manipulación en línea, y que el fandom sea más técnico que nunca. En lugar de simplemente comprar un álbum o clamar por un autógrafo, los círculos de fanáticos se involucran en campañas sofisticadas, coordinadas y, a menudo, costosas para impulsar el reconocimiento del nombre de sus ídolos.
Una consecuencia de este modelo es el consumo excesivo. Algunos fanáticos del K-pop y J-pop incluso compran al por mayor mientras le dicen específicamente al distribuidor que no envíe los álbumes, carteles o revistas reales, un práctica conocida como ‘compra sin envío’. En abril, un popular programa de ídolos fue cancelado después de que circularan videos de personas que arrojan botellas de leche y yogur en acequias. Las botellas fueron producidas por el auspiciante del programa, con códigos QR que prometían votos adicionales. (…) Los fanáticos no solo están trabajando para apoyar a sus ídolos; están realizando trabajo no remunerado para empresas de redes sociales.”