Fue una de las palabras más googleadas de la semana en Argentina. “La no aprobación del presupuesto la pudimos aguantar porque teníamos espaldas para aguantar aquella chirinada. Verdadera chirinada“, dijo la vicepresidenta Cristina Fernández el jueves, en el cierre de campaña.
Está en el diccionario de la RAE, pero es más criolla que el Martín Fierro.
De V. Chirino, cabecilla de una revuelta frustrada en la Argentina en el siglo XIX.
1. f. Arg. Asonada inútil, motín frustrado. U. t. en sent. despect.
Se cuenta en el blog “El arcón de la historia argentina”: “Procede de un descabellado motín de viejos paisanos rosistas, que estalló en la madrugada del 28 de octubre de 1858 en el pueblo bonaerense de Monte, al grito de ¡Viva la religión! ¡Muera el gobierno!, encabezado por un carnicero de nombre Víctor Chirino, quien al frente de 30/40 hombres armados prendió al Comisario de esa localidad y depuso al Juez de Paz. Posteriormente, los audaces ‘revolucionarios’, fueron dominados por la Guardia Nacional y vecinos del pago comandados por el estanciero Luis Barreda. El cabecilla Chirino, según se comentó luego ‘huyó campo afuera ‘en pelo’, pues hasta el recado ha tirado en su fuga’. De esta grotesca acción deriva el término ‘chirinada’, que define una acción descabellada, un intento ridículo y fallido.”
¿Dije Martín Fierro? Era Juan Moreira. Quizás Eduardo Gutiérrez se haya inspirado en el episodio de Monte para nombrar al traidor que mata al héroe. “Moreira dio vuelta la cara y miró a Chirino con sus negras pupilas brillantes, cuyo fulgor bravío no había logrado extinguir la muerte que llevara a su cuerpo aquella bayoneta traidora que hería su espalda como si fuera la espalda de un ladrón o de un cobarde a quien la muerte sorprende en medio de la fuga.
-¡Ah!, ¡cobarde!, cobarde -murmuró, dejando caer la daga de entre los dientes-, a hombres como yo no se les hiere por la espalda, ¡no podés negar que sos justicia!”
Parece que quien popularizó el término fue Perón.