Podrán cortar todo el gabinete pero no detendrán la primavera, que está llegando triunfal a Buenos Aires con esos cielos gloriosos que hacen que a esta ciudad se le perdone casi todo.
Los números del COVID-19, por fin, por fin, parecerían estar bajando, 4.666.334 muertes después. Bajan en el mundo, en la región, en el país y en la ciudad. El jueves las autoridades porteñas anunciaron nuevas aperturas: reuniones sociales sin límites de participantes, bares y restaurantes al cien por ciento de aforo, entre otras. En Pasaron Cosas, Alejandro Bercovich habló de “descuarentenamiento”: “En la ciudad ya estamos casi como en la prepandemia, ¿no?”
Pero nada vuelve para atrás. “Are you feeling post-pandemic yet?” me escribía sin mala intención una conocida desde Suiza en junio, cuando aquí estábamos en pleno pico de casos y muertes. Para nada, le dije. ¿Quizás ahora un poquito? ¿Será que de verdad aquí viene el sol?
Al googlear “descuarentenamiento”, la primera página de resultados habla de la polilla de la vid. “La declaración de descuarentenamiento o áreas libres implica un logro importante para la producción nacional de vid y arándanos y otorga buenas proyecciones de más fruta, más calidad y más mercados, destacó el Senasa en un comunicado”, dice Ámbito y repiten otros medios. Jerga de la agricultura, porque las medidas sanitarias duras solían ser para los cultivos o las vacas, no para la gente. Recién en la segunda página de resultados aparece en relación all COVID-19, en sitios chilenos. En Twitter sí se liga a la pandemia, pero sobre todo a su inicio. “Veremos que onda el plan de descuarentenamiento de la golpeadísima Italia, puede ser el camino”, dice un tuit del 26 de abril de 2020. Ternura y ganas de llorar.
Al fondo de la primera página de resultados de Google se coló algo no agrotécnico: esta Transmisión de Descuarentenamiento, de Aerocombi, desde Lima. Tuve que darle play. No esperaba justo esa canción.
Cuándo será el día en que puedas tomar de mi copa.