Mientras tanto, en Estados Unidos, este año les empleades estuvieron renunciando en masa. En abril dejaron sus trabajos cuatro millones de personas; en junio; 3,9 millones; en agosto, 4,3 millones. Las industrias con mayor incidencia son la gastronomía y el comercio minorista, donde se requería un regreso presencial. Según David Brancaccio, Chris Farrell y Daniel Shin, de Marketplace Morning Report, ya se suman veinte millones de personas; más que la totalidad de la población económicamente activa en Argentina. En mayo, Anthony Klotz, un profesor de la Universidad de Texas, llamó a este movimiento “Great Resignation” (algo así como “Gran Renuncia”), y anticipó que se profundizaría. Otres lo llaman Big Quit, que hasta (me) suena mejor.
“No quieren volver a los trabajos agotadores, aburridos y mal pagos”, dijo a Time Robert Reich, ex Secretario de Trabajo durante el gobierno de Clinton. “Les trabajadores están quemades. Están hartes. Están frites. Después de tantas dificultades, enfermedades y muertes durante el año pasado, no van a soportar más”.
Según asegura Roberta Matuson en Forbes, el 68 por ciento de les empleades estadounidenses dice que renunciaría si le obligan a volver a la oficina. Según el Work Trend Index de Microsoft, publicado en julio, más del 40 por ciento de la fuerza de trabajo global estaba pensando en dejar su trabajo en 2021. Según un estudio de PriceWaterhouseCoopers de agosto, el 65 por ciento dijo que está buscando otro trabajo.
En Europa también renuncian: lo hicieron el 6 por ciento de les empleades alemanes, el 4,7 en Gran Bretaña, el 2,9 en los Países Bajos y el 2,3 en Francia. En Vietnam les obreres de la industria textil se resisten a volver a las fábricas después de una larga cuarentena y ya falta mano de obra. En España también pasa. “Ha ocurrido algo más profundo en el imaginario colectivo”, dice Héctor G. Barnés, “en el que abandonar el trabajo es recuperarse a uno mismo”.
“La pandemia hizo que la gente parara y repensara sus vidas”, dice Victoria Short, de Randstadt Ukt. “El COVID les recordó que la vida es demasiado corta”.
“Estoy tan cansada que podría dejar mi trabajo, comenzar una nueva vida”, canta Olivia Rodrigo, de 18 años, según señala Lindsay Crouse en “En defensa de renunciar”. “Y todes estarían decepcionades, porque, ¿quién soy yo si no me explotan?”