“Con Y. nos conocimos trabajando en un sanatorio, hace quince años. Cuando nació la nena, yo me pasé al turno noche para poder cuidarla mientras Y. trabajaba. Después ella se pasó a sadofe; va sábados, domingos y feriados y cobra exactamente lo mismo que si fuera de lunes a viernes”.
Me lo contó el papá de una amiga de mi hija. El término circula; lo encuentro en bolsas de trabajo y hasta en sitios oficiales. Me acordé el viernes a primera hora de la tarde, cuando todas las voces de la radio celebraban el esperado fin de semana con cumbia y chistes. “Viernazo”, dijo un oyente en un mensaje que leyeron al aire. Pensé en Y. preparando su uniforme, despidiéndose de su hija el sábado temprano. Sadoferocidad.
“Volver al trabajo como gran ordenador social”, dice el documento que sacó la CGT el jueves.