“Me desperté muy temprano, porque tenía que llegar muy temprano, porque, el día anterior, había dejado mucho trabajo por la mitad, porque me había despertado muy temprano pero no había podido hacer todo el trabajo que tenía que hacer, porque estuve todo el día con mucho sueño y no pude concentrarme en el trabajo que tenía que hacer, porque estaba muy tenso, porque, si mi jefe se daba cuenta de que no podía concentrarme, porque tenía mucho sueño, me iba a retar, porque el trabajo que tenía que hacer era muy importante para mi jefe, porque, si el trabajo que yo tenía que hacer estuviera hecho, el jefe de mi jefe no lo retaría a mi jefe, porque la empresa donde el jefe de mi jefe, mi jefe y yo trabajamos podría dejar contento al cliente que encargó el trabajo, que yo tenía que hacer, a la empresa donde el jefe de mi jefe, mi jefe y yo trabajamos.”
André Sant’Anna, “Mis memorias” (2001).
Hace poco mostré este párrafo en una clase sobre futuro del trabajo, ilustrando la idea de “bullshit jobs” del querido David Graeber; un estudiante me recordó entonces la etimología de “trabajo”, tan fuerte que la tenía bloqueada. En palabras de su majestad Joan Corominas: “TRABAJAR ‘sufrir’, ‘esforzarse, procurar por’, 1220-50, de donde más tarde ‘laborar, obrar’, S.XIV. Del lat.vg. *TRIPALIARE ‘torturar’, dervi. de TRIPALIUM ‘especie de cepo o instrumento de tortura’, S.VI. Este es cpt. de TRES y PALUS, por los tres maderos cruzados que formaban dicho instrumento, al cual era sujetado el reo. De trabajar deriva el sustantivo trabajo, 1212, que conserva en la Edad Media y aun hoy en día el sentido etimológico de ‘sufrimiento, dolor’.”