“Hemos vuelto a socializar: a reunirnos con seres queridos, a sostener conversaciones superficiales con desconocidos, a abrazar a nuestros amigos y también nos abrumamos por volver a estar en contacto con la gente. En México se usa un verbo muy preciso para describir ese agobio: engentarse”, dice Elda Cantú en la edición del martes del newsletter El Times. Y agrega: “Con la pandemia, algunas personas tienen una nueva excusa para zafarse de una situación social: dicen que han estado expuestas al virus con el fin de evitar reunirse con otros”.
Qué feo eso, aunque estoy segura de que pasa y es más, estoy segura de que alguna vez me cancelaron un plan con esa mentira. Pero más allá de eso, me quedé clavada en la palabra. El significado es claro, está en varios diccionarios y en ningún caso tiene connotación positiva. Por ejemplo, dice el Diccionario del Español de México:
“engentarse v prnl (Se conjuga como amar) Sentirse abrumado, aturdido e incómodo por la presencia de mucha gente en algún lugar: “El caso es que me engenté, me aburrí del tianguis y le pedí que nos fuéramos cuando ya muchos estaban recogiendo sus cosas”
El de Oxford, que usa Google:
“Aturdirse [una persona] por la presencia de mucha gente. ‘me fui de la fiesta porque ya estaba engentado’”.
La RAE lo transitiviza:
“engentar 1. tr. Méx. Dicho del movimiento de la gente en una ciudad grande: Causar aturdimiento.”
Entiendo que es más fácil aturdirse post pandemia; me pasó ayer en una zona comercial. Y entiendo que nadie quiera hacinarse en el subte. Pero cuando vi la palabra no pude evitar malinterpretarla y sonreír. Pensé “sí, tengo ganas de engentarme, ya es hora, qué lindo tener un verbo para describir eso que extrañamos tanto tiempo y que de a poco está volviendo”. Mala mía, no era eso, era todo lo contrario. ¿Cómo llamar a ese verbo que falta?