El miércoles, la empresa Apple sacó un comunicado de prensa anunciando que a partir de 2022 permitirá y avalará la autorreparación de sus productos (“self service repair”). “Piezas, herramientas y manuales de Apple -a partir del iPhone 12 y el iPhone 13- a disposición de los consumidores particulares”, aseguran. También dicen que pronto estará disponible el servicio para computadoras; que se empezará por los módulos de pantalla, batería y cámara, primero en Estados Unidos y luego en otros países a lo largo del año. Es una revolución.
Durante décadas, Apple fue el símbolo del hardware herméticamente cerrado. Entre las comunidades de activistas por el derecho a la reparación se sabe que el iPhone no tiene tornillos; si tenés un problema, necesitás ir al service oficial, no importa cuán lejos te quede. Hasta ahora.
La reparabilidad (N15P10) de los productos está entrando en las agendas legislativas; era hora de que las empresas se subieran al tren. Le debemos esto a años de activismo. En particular, el anuncio de Apple viene empujado por el trabajo de iFixit, una organización que promueve la reparación publicando manuales y tutoriales en abierto y vendiendo componentes. Su nombre mismo es un guiño irónico a Steve Jobs y sus productos. En su manifiesto, que ya lleva unos cuantos años, dicen: “Si no lo podés reparar, no te pertenece”.