“Vacuna”, estimo, fue votada por omnipresente. “Engentarse” (N61P10), en cambio, creo que se ganó su lugar por necesaria. Siento el orgullo pavo de haberla presentado a la mayor parte del venerable público lectore, ya que es una palabra de circulación frecuente en México, no en Argentina. Y también de subvertirla un poco, de cambiarle el sentido a fuerza de deseo. Porque era innegablemente negativa, y a mí todavía me dan ganas de engentarme: recuperar la interacción física tanto tiempo perdida.
Aquí un fragmento de lo publicado en noviembre:
“Hemos vuelto a socializar: a reunirnos con seres queridos, a sostener conversaciones superficiales con desconocidos, a abrazar a nuestros amigos y también nos abrumamos por volver a estar en contacto con la gente. En México se usa un verbo muy preciso para describir ese agobio: engentarse”, dice Elda Cantú en la edición del martes del newsletter El Times. (…)
El significado es claro, está en varios diccionarios y en ningún caso tiene connotación positiva. Por ejemplo, dice el Diccionario del Español de México:
“engentarse v prnl (Se conjuga como amar) Sentirse abrumado, aturdido e incómodo por la presencia de mucha gente en algún lugar: ‘El caso es que me engenté, me aburrí del tianguis y le pedí que nos fuéramos’ (…)
Entiendo que es más fácil aturdirse post pandemia (…). Pero cuando vi la palabra no pude evitar malinterpretarla y sonreír. Pensé “sí, tengo ganas de engentarme, ya es hora, qué lindo tener un verbo para describir eso que extrañamos tanto tiempo y que de a poco está volviendo”. Mala mía, no era eso, era todo lo contrario. ¿Cómo llamar a ese verbo que falta?”
Intuyo que algunas de las personas que votaron “engentarse” y “engentamiento” (al menos, a las que vinieron a los engentamientos en La Plata y Buenos Aires) les asignaron nomás ese sentido subvertido.
Como fuere, tenemos hoy una (otra) palabra ambivalente. A Voloshinov le gusta esto.