Me gusta enero, el mes y la palabra. Y Río de Janeiro, y la frase “me río de janeiro”, con todo su absurdo y su jarana ahí, a la vista, como la gente en sunga y bikini de hilo dental tenga la edad que tenga, me río de janeiro igual.
De septiembre a diciembre, los meses son una numeración. Pero no dan las cuentas, ¿por qué septiembre es el nueve en vez del siete? El misterio de enero.
Esta semana cumplió años Virginia Avendaño, querida amiga, lectora, colaboradora y mecenas de esta cartita. Pensé en regalarle “enero”, y gracias a ella busqué y encontré.
Enero es el mes de Jano, el dios de las puertas, de las aperturas (N67P10).
Dice Javier Álvarez en Delcastellano.com:
“Jano, ianus, era una divinidad puramente itálica sin equivalente en otras mitologías. Su propia etimología no está del todo clara, pero lo más probable es que esté relacionada con la raíz del verbo «ir», *h₁ey‑, en consonancia con la atribución del dios de dar paso, entrar, ser la transición, marcar el final y el comienzo. La palabra propiamente latina para «puerta» era ianua —porta se refería a algo más importante, por ejemplo las de la ciudad. Se conserva aún en el sardo janna ‘puerta’ y en el gallegoportugués xanela o janela ‘ventana’ (se entiende que era una puerta pequeñita).”
En Pregunte.es explican que Jano tiene dos caras y dos nombres: “Jano Patulsio (patulsius), así era invocada la cara del dios que se ubicaba delante de la puerta por quien deseaba atravesarla (para entrar o salir). La cara que se le opone del otro lado de la puerta es invocada como Jano Clusivio (clusivius)”.
Me acuerdo del cameo de Jano en el párrafo de Voloshinov que cito desde la N00P01, De nazi. “Todo signo ideológico vivo posee, como Jano bifronte, dos caras. Cualquier injuria puede llegar a ser elogio, cualquier verdad viva puede inevitablemente llegar a ser para muchos la mentira más grande”.
Jano “es el dios de los cambios y las transiciones, de los momentos en los que se traspasa el umbral que separa el pasado y el futuro. Su protección, por tanto, se extiende hacia aquellos que desean variar el orden de las cosas”, dice en Pregunte.es. Y por ahí leo que
representa “la incertidumbre de lo que está por venir.”
La puerta abierta a la oscuridad.
Por suerte es enero.