Mi abuela Sara era hija única. Nació después de la guerra (y antes de la guerra, pero eso no lo sabían) en un pueblito entonces polaco y hoy ucraniano, cerca de Lviv, hoy otra vez en peligro.
Las amenazas de los años que siguieron la trajeron a Montevideo en 1933. Allá -o quizás antes, en el barco- mi bisabuela conoció a la señora Gleicher. Su hija, Clara, se volvió la hermana de hecho de mi abuela.
Cuando Sara tenía quince se mudó con sus padres a Rosario, donde enseguida conoció a mi abuelo. Mientras tanto, un joven judío de Buenos Aires viajaba a Montevideo a conocer a Clara y se enamoraba instantáneamente. Así se contaban los romances antes. A mediados de los años cuarenta ya eran dos jóvenes matrimonios fotografiándose felices en restaurantes y teatros de la calle Corrientes. Llegaron los hijos y los criaron como primos.
Fotos de Sara y Clara sonriendo espléndidas en el Partenón o Ciudad del Cabo. Sara y Clara con vestidos que ni Betty Draper en bar mitzvás y casamientos. Clara fue una pieza fundamental en la crianza de sus siete nietes y ocho bisnietes. Yo les veía cada otoño y cada primavera, para Pesaj y Rosh Hashana, desde antes de tener memoria. Jag Sameaj, A guit iur. Alguna vez jugué a buscar el pedacito de matzá escondido. ¿Por qué esta noche es distinta de todas las noches? Pasaron las décadas, llevé a mis hijas. Mazel tov.
Los maridos -los abuelos- quedaron en el siglo XX. Sara murió hace casi cinco años; fue rara la primera fiesta sin ella. La tía Clara siempre alta en la cabecera de la mesa larga, sonriendo detrás de los candelabros.
Así hasta 2019.. En 2020 hicimos un remedo de Pesaj por zoom. Alguien le acercó un teléfono y pudimos saludarla.
Clara murió el 7 de marzo, en su cama. Tenía cien años, no sufrió, ¿qué más se puede pedir en un mundo de mortales?
Tras el entierro, mi mamá me dijo: Ya no queda ninguna persona con la que pueda hablar de mi infancia.
Es el primer Pesaj post pandemia y ya no queda ninguna persona con la que pueda hablar de mi abuela, del viaje en barco.
(Leo que murió Liz Sheridan – la actriz que representaba a la mamá de Jerry en Seinfeld, madre judía icónica-, y siento que a todes nos pasa un poco lo mismo).