En mi defensa: en inglés es una sola palabra, monkeypox.
El 6 de mayo, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido detectó el primer caso de viruela del mono en el país. Una semana después, ya eran veinte casos. Y se extendió rápido; hasta ayer, había personas infectadas en Francia, Bélgica, España, Portugal, Suecia, Italia, Alemania, Israel, Estados Unidos y Canadá, además de Nigeria y otros países de África Central, donde es habitual. El primer caso registrado en humanos se encontró en 1970, en un niño de la República Democrática del Congo.
“La viruela de los monos (MPXV) es una zoonosis que hasta ahora solo ocurría esporádicamente en zonas remotas del centro y oeste de África”, dice en el sitio de la Fundación iO. “La transmisión de persona a persona es limitada, y la cadena de transmisión más larga documentada es de seis generaciones, lo que significa que la última persona infectada en esta cadena estaba a seis eslabones de la persona enferma original. Puede transmitirse a través del contacto con fluidos corporales, lesiones en la piel o en superficies mucosas internas, como en la boca o la garganta, gotitas respiratorias y objetos contaminados”, dice la Organización Mundial de la Salud.
Los síntomas son fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, nódulos linfáticos inflamados, escalofríos y agotamiento; y, en algunos casos, una erupción cutánea bastante fea. Pero no hay casos graves. Si bien no tiene vacunas específicas, la de la viruela va bastante bien.
En resumen: nada grave. Pero, ¿fue usada ya para estigmatizar a hombres homosexuales? Claro que sí, no iban a dejar pasar la oportunidad.