Yo confieso: si bien llevo años viendo pasar el hashtag #DeFi, no me había molestado en preguntarme adónde iba. Hasta que me topé con esta nota del New York Times convenientemente traducida (y desbloqueada) por El Times, irresistiblemente titulada “¿Qué es eso de DeFi?”. Y bueno: como suele pasar con las siglas, era más simple de lo que parecía. “DeFi es una abreviatura de ‘finanzas descentralizadas’ derivada del inglés que en ese idioma se pronuncia ‘difai’. Es un término general que engloba la parte del criptouniverso dedicada a la construcción de un sistema financiero nuevo, nativo digital, que emplea cadenas de bloques o blockchain en lugar de los intermediarios y mecanismos fiduciarios tradicionales”, dice Kevin Roose, autor de esta nota y el resto de la Guía cripto para despistados. “En la actualidad, el valor total bloqueado (o TVL, por su sigla en inglés) de las DeFi, la medida estándar del valor de los criptoactivos asociados a proyectos DeFi, es de alrededor de 77.000 millones de dólares, según DeFi Pulse. Esa cantidad colocaría a las DeFi aproximadamente en el lugar 38 entre los mayores bancos de Estados Unidos en términos de depósitos, si fuera un banco”. Lo opuesto a DeFi es TradFi (finanzas tradicionales), aunque por supuesto esta palabra solo es usada por la gente de las DeFi, de modo despectivo.
Me quedé pensando en la delicadeza de la persona que tradujo esta nota al español y sumó esa aclaración: “que se pronuncia ‘difai’”. Igual que defy, que se traduce por “desafiar”.