Llevo casi dos meses usando el discurso de Guillermo Saccomanno en la apertura de la Feria del Libro de Buenos Aires para dar ejemplos en clase. Y sin embargo, recién esta semana vi esta oración. “El monje taoísta vietnamita Thich Nhat Hanh dice que la hoja donde escribo contiene el árbol del que proviene, desde la semilla, pasando por la lluvia, el sol, las estaciones, una historia concerniente a la naturaleza ante la que no puedo hacerme el distraído. Intentaré evitar irme por las ramas.”
Me mira fijo esa relación entre árbol y papel: una hoja es una hoja es una hoja. Un amigo dice que los vegetales nunca están del todo muertos; la vida secreta de las plantas. Hasta me da envidia. Pienso en qué nos toca a quienes ya no escribimos sobre materia orgánica. ¿Sobre qué escribimos? ¿Qué contiene esta pantalla, hoja deshojada? ¿La tecnomineralia (N60P01) que la mantiene encendida? ¿Los impulsos eléctricos? ¿La luz? Árbol hoja salto luz aproximación.
En otra instancia de la pantalla –gracias a La Parada Poética– encuentro esto de Roberto Bolaño:
Entre estos árboles
que he inventado y que no son árboles
estoy yo.