De Yo-tú-él a Yo Yo Yo.
En el último número del newsletter Siempre cyborg, nunca diosa, Ivana Mondelo cuenta: “Viajé sola, en solitud, que no es lo mismo que viajar en soledad. De esa diferencia habla un artículo del New York Times y que, casualmente, hace algunas semanas ilustraron desde Pictoline”. En inglés tiene más sentido: siempre fueron dos palabras, loneliness y solitude. “A pesar del estigma social y el temor en torno a pasar tiempo a solas, es algo que nuestros cuerpos anhelan”, señala Micaela Marini Higgs en The New York Times. “Así como ‘soledad’ es la descripción de estar solo y querer compañía, el término ‘solitud’ puede usarse para describir el deseo natural de estar a solas”, dijo Robert Coplan, profesor de Psicología en la Universidad Carleton.
Creo que en español no tenemos esa diferencia. ¿Quizás entre “solo” y “solitario”? Pero no es lo mismo. Pienso en los usos de “sola” y “solita” para describir a mujeres: “solita” con su matiz de lástima e infantilización, como en la frase de Marta Ramírez sobre las “niñas”. En la cantidad de veces en que se le pregunta a las mujeres si están “solitas”, incluso cuando van de a dos o en grupos más grandes. Así se nos restringe otra libertad, y otro placer: el de disfrutar el mundo al paso propio.
Me acuerdo de esta foto, de 1984. “Quizás la fotografía espacial más aterradora hasta la fecha. El astronauta Bruce McCandless II flota completamente sin ataduras, lejos de la seguridad del transbordador espacial, con nada más que su Unidad de maniobra tripulada que lo mantiene con vida. La primera persona en la historia en hacerlo”. ¿Sentiría soledad o solitud allá? En la película Lucy in the sky, una astronauta desarrolla una especie de adicción a flotar en el espacio, absolutamente sola.
Canta Björk en “Possibly maybe”:
As much as I definitely enjoy solitude
I wouldn’t mind perhaps
spending little time with you
sometimes.