“El batacazo del bitcoin, en 10 tweets”, leí en Twitter el miércoles. Lo decía El País, de España. Seguía así: “El bitcoin sigue registrando fuertes caídas. Ahora está en unos niveles que no se veían desde finales de 2020; una moneda que llegó a valer 65.000 dólares en noviembre del año pasado.” Me sorprendí. Me dio por preguntar, “¿’batacazo’ no es justo lo contrario?”. Fue abrir una caja de Pandora.
“Era batatazo. Bananazo. Algo de la verdulería”, dijo Natalia Zuazo, que rima con sus palabras. “Le erraron el vizcachazo, como el inversor de bitcoin”, dijo Juan Di Loreto. Hasta que llegó @Vilcapugio a poner orden: “En España es un fracaso inesperado (acepción 2) y en América es un triunfo inesperado (acepciones 3 y 4).” El mundo alejó y acercó el foco.
“Es exactamente al revés a como lo usamos en el Río de la Plata. Le inventamos el sentido contrario. Dar el batacazo acá es como ganarse la lotería. Pero el DRAE dice otra cosa…”, sumó Diana Cariboni.
Y efectivamente, esto dice el diccionario de la RAE:
batacazo
Voz onomat.
1. m. Golpe fuerte y con estruendo que da alguna persona cuando cae.
2. m. Fracaso o caída brusca en un asunto, negocio o posición.
3. m. Arg., Col., Ec., Par., Perú, Ur. y Ven. Triunfo inesperado de un caballo en unas carreras. Dar el batacazo.
4. m. Am. Mer. Triunfo o suceso afortunado y sorprendente.
“En el uso nuestro es ‘pegada’, ‘éxito’ (?) pero no necesariamente, lo mismo con ‘enervar’, que es ‘tranquilizar’ y ‘exaltar’. #pornoparalingüistas” agregó María López García.
Señala con su visión de rayos láser Ezequiel Zaidenwerg: “Gran palabra, sobre todo porque –al menos que yo sepa– no existe un *bataco* que aumentar con ese sufijo”.
Plop.
Y todo esto con la delicadeza de evitar los chistes locales del domingo a la noche poniendo batacazo con k, porque este país será lo que quieran pero que está bien guionado no se puede negar. Campeones en storytelling.
(De paso: parece que sigue bajando el bitcoin).