Reducir el trabajo presencial puede ayudar a controlar el antropulso, pero tiene sus requisitos. “Las empresas necesitan un nuevo tipo de mando medio: el sincronizador”, sostiene Derek Thompson en The Atlantic. “Este papel determinaría qué trabajo puede realizarse de forma asíncrona y desde cualquier lugar, y cuál requeriría que las personas estuvieran en una oficina al mismo tiempo. Basándose en un conocimiento exhaustivo del flujo de trabajo total y de la dinámica del equipo, esta persona desarrollaría y actualizaría constantemente un plan de quién tiene que estar en la oficina, y en qué días, y dónde se sientan, y por qué están allí.
Los equipos de operaciones de muchas empresas ya realizan parte de este trabajo. (…) Pero la gestión de un flujo de trabajo remoto o híbrido es demasiado importante como para espolvorearla a los antiguos puestos. Es una tarea diferenciada, con retos diferenciados, que merece un puesto diferenciado.
El sincronizador -o, en el caso de las grandes empresas, un equipo de sincronizadores- se encargaría de resolver los problemas de los nuevos trabajadores, los nuevos grupos y las nuevas ideas. Los sincronizadores ayudarían a los nuevos trabajadores asegurándose de que sus jefes, mentores y colegas estén con ellos en la oficina durante un período de incorporación temprana. Planificarían un tiempo en persona para que los nuevos compañeros de equipo se conocieran como personas reales y no sólo como personalidades abstractas en línea. Coordinarían la formación de nuevos grupos para abordar nuevas ideas de proyectos (…) Planificarían retiros y reuniones frecuentes en toda la empresa, incluso para les trabajadores que nunca tienen que estar juntes, entendiendo que las mejores ideas nuevas -ya sea en la ciencia, la consultoría o los medios de comunicación- suelen surgir de la sorprendente hibridación de conocimientos dispares.”