“Hoy mi blog cumple 17. Y se termina, al menos en su forma actual, que en los últimos años tuvo sin excepciones una frecuencia diaria”, anunció ayer Ezequiel Zaidenwerg. (¡Una frecuencia diaria! ¡17 años!). Su maravilloso blog es de traducción de poesía. “Empecé a traducir todos los días al levantarme mientras hacía el doctorado, donde me sentía fuera de lugar, como un ritual de entrega a la poesía. (…) Esto no significa despedirme de la traducción. De nuevo, es lo contrario: es darme espacio para reencontrarme en libertad con esas ganas. Y para descansar. Porque estoy agotado”.
También ayer, Tamara Tenenbaum avisó: “querides fans poques pero intenses de Algo prestado, no salimos esta semana porque mi gatito se enfermó y quedó internado y se me complicó mucho grabar, volvemos la semana que viene con la programación habitual”. “Algo prestado” es el podcast que graba semanalmente para ElDiarioAr.
El miércoles recibí en mi bandeja de entrada una edición atípica de Lunes, el newsletter sobre medios de Javier Saúl. El asunto era “Miércoles”, y arrancaba así: “Esta edición llega con dos días de retraso al poder recuperar la movilidad de la mano izquierda después de un pequeño accidente. Disculpen la demora”.
Qué cínicas suenan las promesas de la famosa “Creator Economy” de poner “a los periodistas y creadores al mando”, con el augurio de un futuro brillante para quienes produjeran contenido original de forma independiente. Producir a solas es estar a la intemperie. En cualquier estructura, por mínima que fuere, si te lastimás o tu gato se enferma o te cansás de sostener un proyecto de exigencia diaria con fervor de cariátide, como dijo alguna vez el mismo Zaidenwerg; si el caudal de tu energía baja peligrosamente de nivel y amenaza secarse, alguien cubrirá tu ausencia. Quizás de forma imperfecta, seguro distinta, pero estará ahí: la idea de “cubrir”, de “suplir”. No así en los proyectos independientes, que en nadie nada nunca descansan: la precarización. introyectada.